La Gran Comisión en el Antiguo Testamento: Un llamado a la misión desde tiempos antiguos

¿Sabías que en el Antiguo Testamento también encontramos un mandato similar a la Gran Comisión del Nuevo Testamento? Aunque no se exprese de manera tan directa, podemos ver cómo Dios encargó a sus siervos la tarea de llevar su mensaje a las naciones vecinas. Este llamado a proclamar la verdad de Dios no solo beneficiaba a aquellos pueblos que necesitaban conocer a su Creador, sino que también fortalecía la fe y la confianza del pueblo de Israel en la fidelidad de Dios para cumplir sus promesas.

La Misión Divina en el Antiguo Testamento: Un Encargo de Dios para su Pueblo

La Misión Divina en el Antiguo Testamento es un Encargo de Dios para su Pueblo en el contexto de la Biblia.

La Gran Comisión en el Antiguo Testamento

Precedentes de la Gran Comisión en el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento podemos encontrar varios precedentes que apuntan a la idea de una Gran Comisión. Uno de los más significativos es el mandato dado por Dios a Abraham en Génesis 12:1-3, donde le dice: «Ve de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra«. Este mandato de Dios a Abraham implica una misión específica de bendición y salvación para todas las naciones, lo cual es un claro antecedente de la Gran Comisión.

Profecías que apuntan a la universalidad del mensaje de salvación

En diversos pasajes proféticos del Antiguo Testamento se menciona la universalidad del mensaje de salvación que Dios quiere llevar a todas las naciones. Un ejemplo de esto es Isaías 49:6, donde se profetiza sobre el Siervo de Dios diciendo: «Y me dijo: Poco es para que tú seas mi siervo, para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra«. Estas profecías anticipan la misión de llevar la salvación a todas las naciones, un concepto central en la Gran Comisión.

El llamado a ser luz para las naciones

En el Antiguo Testamento, el pueblo de Israel fue llamado a ser «luz para las naciones» (Isaías 42:6) y a llevar el conocimiento de Dios al mundo entero. Este concepto de ser luz y guía es fundamental en la Gran Comisión, ya que implica una responsabilidad de compartir la verdad de Dios con todos los pueblos. En este sentido, el cumplimiento de la Gran Comisión no es algo exclusivo del Nuevo Testamento, sino que tiene sus raíces en los llamados y mandatos dados por Dios a su pueblo desde tiempos antiguos.

La promesa de la presencia de Dios en la misión

En el Antiguo Testamento, vemos cómo Dios promete estar presente y acompañar a aquellos que son enviados en su nombre. Un ejemplo claro de esto es la promesa que hace Dios a Moisés en Éxodo 3:12, cuando le dice: «Yo estaré contigo«. Esta promesa de la presencia divina en la misión es clave tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, y nos recuerda que la tarea de llevar el mensaje de salvación al mundo es una labor que se realiza en comunión con Dios y bajo su guía constante.

¿Qué es la Gran Comisión en el Antiguo Testamento?

La Gran Comisión en el Antiguo Testamento no se menciona explícitamente. En el Nuevo Testamento, Jesús encomendó a sus discípulos la tarea de ir y hacer discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

¿Cuál es la importancia de la Gran Comisión en la historia bíblica?

La Gran Comisión es crucial en la historia bíblica porque Jesús encomendó a sus discípulos la tarea de predicar el evangelio y hacer discípulos de todas las naciones, extendiendo así el mensaje de salvación a todo el mundo.

¿Cómo se relaciona la Gran Comisión del Antiguo Testamento con la del Nuevo Testamento?

La Gran Comisión del Antiguo Testamento se centra en la promesa de bendición para todas las naciones a través de Israel, mientras que la Gran Comisión del Nuevo Testamento se enfoca en la predicación del Evangelio a todas las naciones. Ambas tienen en común el llamado a ir y hacer discípulos, pero con un énfasis distinto en el mensaje y la misión.